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EDUCAR PARA TODOS

Ciudad Bolívar ha tejido una historia de conflicto retratada en por los grupos de migrantes que llegaron de todas partes de Colombia huyendo de una guerra de más de 60 años. Esto permitió que la localidad se empezara a conformar en asentamientos que tardaron años para urbanizarse. Uno de estos primeros lugares fue Potosí, en el cual las familias enfrentaban distintas dificultades, ya que, ante el contexto social, no hubo reorganización digna para las personas que fueron desplazadas.

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En la década de los 80 llega al asentamiento Evaristo Bernate Catellanos, un líder social y educador que construyó en el barrio el Instituto Cerros del Sur como parte de un proyecto de enseñanza popular que había desarrollado años atrás y en otros sectores de la ciudad. Cuando él y los otros dieciocho fundadores de esta institución notaron las condiciones de vida de la zona, le propusieron a la comunidad llevar a cabo un plan que no solo impulsara la educación, sino  el arte, la cultura, el deporte y la comunicación de la zona. Y a partir de esto nació Escuela Comunidad, una iniciativa que pretendía, desde el colegio, aportar al desarrollo educativo de los niños y además a impulsar el progreso de Potosí, Jerusalén. 

 

En un principio la estructura del colegio estaba conformada por dos casas pequeñas, las cuales fueron construidas con la ayuda de  los habitantes del barrio, y aunque no había pavimentación, se hacían campeonatos de fútbol en unas canchas llenas de lodo, cuenta Héctor Gutiérrez, uno de los fundadores del colegio ICES. Se llevaban a cabo actividades recreativas, culturales, de arte y de integración que fortalecieron los lazos entre las familias y su territorio, y lo que les competía colectivamente. Por ende, el ICES (Instituto Cerros del Sur) se hizo más fuerte gracias al trabajo que realizó en conjunto con la comunidad, y cuando se empezaron a notar los logros que podían cumplir entre todos, el colegio se fue convirtiendo en un referente de lucha y resistencia. 

 

Detrás de esta red de acciones sociales se encontraba Evaristo Bernate, quien luchó para que las condiciones de vida mejoraran en este asentamiento. Su filosofía transformadora permeaba a los habitantes de Potosí y se reflejaba en la educación que se le daba a los pequeños. En 1991, el líder social fue asesinado por implementar ideales y acciones de progreso en un lugar donde había intereses económicos sobre la  pobreza, según cuentan los habitantes de la zona.

 

Desde un principio el colegio no contó con los recursos económicos para funcionar, pero con el trabajo de todos siempre pudo salir adelante. Después de la muerte de Evaristo había una nueva dificultad: la incertidumbre entre los gestores del proyecto Escuela Comunidad se acrecentaba por las amenazas, algunos desertaron y otros se quedaron a continuar con la misión de su líder y buscando la manera de sostener el colegio, ya que este no tenía apoyo de ninguna organización distrital.

 

El trabajo del ICES y su labor para el desarrollo de Jerusalén tuvo influencia en la conformación de juntas de acción comunal, que a largo plazo resultaron en la implementación de beneficios significativos como la escolarización y servicios públicos y de salud. Esto, en parte, también se logró gracias a que en 1993 la ciudadanía de la localidad llevó a cabo un paro en el que se le exigía al Estado que tuviera presencia para mejorar la calidad de vida en los asentamientos. 

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Los fundadores del instituto Cerros Sur o ICES hicieron parte del grupo de negociadores de esta manifestación que duró seis meses, en los cuales se logró obtener el apoyo de la Secretaría Distrital para el soporte económico del colegio. Sin embargo, en 2015, la Alcaldía Mayor de Bogotá decidió retirar el apoyo ya que esta propuso que la construcción de megacolegios podía suplir la educación en toda la ciudad y ya no sería necesario seguir con los convenios que ayudaban a instituciones como el ICES. De manera que, en teoría todos los niños podían acceder a la educación distrital; sin embargo, esto resultó en una dificultad para las familias de Ciudad Bolívar, ya que los pequeños eran asignados a estudiar fuera de sus barrios e incluso fuera de la localidad, muchos de ellos sin posibilidad de transporte escolar y con la obligación de pagar el transporte público que podía representar una suma difícil de adquirir en algunos de hogares.

 

Hoy en día Ices no posee suficientes recursos económicos ni humanos debido a la pérdida de este apoyo, pero sigue fuerte y de pie, inculcando los valores del trabajo en comunidad y de aquella filosofía que su pionero, Evaristo, un día le inculcó al barrio. Esta institución hace énfasis en su aspecto diferenciador en el ámbito educativo, y es que, más allá de inculcar conocimiento, le apuestan a que los estudiantes puedan desempeñarse en diferentes proyectos en los cuales desarrollen sus habilidades y se proyecten al futuro desde propuestas que puedan transformar el entorno, la comunidad y la sociedad. 

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Nelson Mateus, exalumno y profesor del instituto Cerros del Sur, es ejemplo de las alcanzables proyecciones del colegio. Después de que se graduara, el ICES gestionó un proceso de beca que le permitió estudiar Ciencias del Deporte en la UDCA  (Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales). También, fue entrenador del Atlético Nacional Bogotá y más adelante, junto a unos colegas y con el apoyo del ICES crearon CEPER (Centro de Perfeccionamiento Deportivo), una academia de fútbol de salón que tiene como objetivo vincular niños y niñas al deporte para que desarrollen sus habilidades motrices, pero para que también creen un proyecto de vida y ocupen su tiempo libre. Su labor refleja indudablemente la enseñanza del trabajo colectivo para mejorar la vida de las personas de Potosí, lo que también inculca desde el deporte en sus estudiantes. Como él, muchos exalumnos también lograron estudiar y llevar a cabo su proyecto de vida basado en la transformación social que ICES les transmitió. 

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El Instituto Cerros Sur entonces fue el epicentro y el primer paso para que la comunidad se reuniera  y lograra establecer un cambio para el beneficio de todos. Actualmente, sigue aportando al desarrollo de barrio con diferentes proyectos de seguridad alimentaria, salud, mejoramiento de viviendas, comunicación, deporte y cultura. El abandono del Estado todavía es latente, pero la resiliencia también, Evaristo Bernate Castellanos marcó la historia de Potosí y sus enseñanzas se reflejan de forma latente en las aulas del ICES, educando a los niños y adolescentes desde la reflexión, la crítica y las ideas transformadoras de sociedad que se pueden lograr desde propuestas populares. 

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